Alianza de ciudades por el Mediterráneo
LA VERDAD
La Alianza de Civilizaciones es una flamante idea recuperada de los siglo XII y XIII, experimentada en Al Andalus. Ahora hay que ponerla en el tiempo, hay que procurarle un espacio. Para ello nace, junto a otras varias iniciativas, la fundación Baile de Civilizaciones. Se ha constituido el Secretariado de la Unión por el Mediterráneo, cuya sede está en el castillo de Pedralbes, ciudad de Barcelona; se establecerá también en Barcelona el Instituto de Estudios Mediterráneos de España, al igual que existe el de Francia, en París; antes de fin de año se celebrará la constitución de la Casa del Mediterráneo, en Alicante.
Representantes de países y organizaciones, más de 90, se han reunido en Estambul para reforzar la idea Alianza de Civilizaciones. Obama saludó al foro; se celebran encuentros y se elaboran estudios. El Instituto Geográfico Español, del Ministerio de Fomento, ha aceptado colaborar con la fundación y amablemente ha enviado el último estudio sobre geografía física, económica, sociológica y antropológica del Mediterráneo, junto con las ponencias del último congreso celebrado en Túnez. Ese es el ámbito en el que se mueve la fundación baile de civilizaciones. Es preciso municipalizar la idea, para hacerla más próxima a la ciudadanía, hacerla más fecunda y más visible. Pretendemos la alianza de siete ciudades, con quienes celebrar la constitución de la alianza de ciudades por el Mediterráneo. Los embajadores de la fundación están estableciendo contactos; la empresa finca e industria agroalimentaria Dehesa de los Llanos ha ofrecido sus instalaciones para el encuentro, si fuera necesario; la fundación Museo de la palabra ha firmado con nosotros un acuerdo para el desarrollo práctico de la alianza de ciudades por el Mediterráneo.
El Instituto Francisco de Vitoria, de la Universidad Carlos III, se presta a asesorarnos en estas tareas. Elegimos siete ciudades para constituir y lanzar la causa de la fundación: Alianza de ciudades por el Mediterráneo. En estas ciudades comenzarán a constituirse las aulas de Paz por el Mediterráneo, de estas ciudades se catalogará el patrimonio público, desde estas ciudades se recordará el futuro de la ciudadanía por el Mediterráneo. Tánger, Marsella, la isla San Antíoco, Trípoli, Limassol, Guardamar del Segura y Lisboa serán las primeras invitadas. Aún no lo han sido.
Tánger alberga el Teatro Cervantes; Marsella ha acogido el primer foro Ibn 'Arabi y la municipalidad es anfitriona de cuanta iniciativa mediterránea entienda fecunda; la Isla san Antíoco, la más al sur de Cerdeña, es tal vez el punto del Mediterráneo más puente entre la antigua Fenicia (actual Líbano) y Guardamar del Segura, la ciudad, ésta, al vez, más fenicia de España. Por eso también Guardamar del Segura, que nos remonta a los siglos X-IX A.c.; Libia ha contestado a la solicitud de la fundación y señala a Trípoli como la ciudad metropolitana Libia; Chipre, cuya embajada también ha contestado muy amablemente nos señala, entre otras, Limassol. Y Lisboa ¿Por qué Lisboa? El 2 de agosto de 1492, finalizado el plazo dado por los RR CC a judíos y musulmanes para salir de su Reino, Cristóbal Colón partió a toparse meses más tarde con la que habría de llamarse América. Se inseminó en aquellas tierras, descubiertas entonces y conquistadas después la lengua, el modo de hacer mediterráneo. Si en la Hispania o Iberia hay un puerto que reciba del Atlántico cultura y la reenvíe al Mediterráneo. Ese puerto es Lisboa. La alianza de ciudades por el Mediterráneo ha de firmarse también con aquellas ciudades que por el Mediterráneo pretendan la dignidad de su ciudadanía.
Siete ciudades, pues. Tal vez una más, esta vez y al comienzo referenciada por el historiador de la ciudad de La Habana, don Eusebio Leal Spengler, diputado a la Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba VII Legislatura. Las configuraciones antropológicas, los paradigmas culturales son siempre mestizos, ese mestizaje les da la fuerza necesaria para expresar la nostalgia de lo porvenir, la fuerza de más vida. En todo el exilio o diáspora mediterránea hay una componente africana indiscutible. Descubrir esa vertiente afro de lo mediterráneo nos obliga a ir a La Habana. La recuperación del Teatro Cervantes de Tánger tiene para la fundación Baile de Civilizaciones la nostalgia de instaurar al calor del Mediterráneo la casa de África. La solicitud que haremos al historiador de la ciudad de La Habana será de asesoría para descubrir los naufragios de este mestizaje africano y mediterráneo en el atlántico y la resaca del Atlántico hacia el Mediterráneo, ya con olores también aborígenes americanos.
Para recuperar el conocimiento construido y para reconstruir de nuevo los lazos del mundo afro-mediterráneo-iberoamericano nace la alianza de ciudades por el Mediterráneo.